Jefa de Área Danza : Santilli, Juan Pablo
INTRODUCCIÓN A LA DISCIPLINA
“Libres de dejar ir las formas desusadas y para no estancarnos en la estética de los años pasados, hemos de adentrarnos en el hoy, trayendo lo que de su historia y esencia tiene valor y es aún vigente”
La Expresión Corporal, denominada como tal por Patricia Stokoe, es una disciplina que cuenta con una tradición relativamente corta en la educación Argentina. Su origen en nuestro país se remonta a los años cincuenta, sin embargo su creadora reconoce como antecedentes de esta línea de danza, corrientes europeas de principios del siglo XX, vinculadas con nuevas formas de concebir el cuerpo, el movimiento, la danza y el acceso a la producción cultural. La práctica y el pensamiento de coreógrafos y educadores como Rudolf Von Laban y Kurt Joos ya planteaban ejes de trabajo que la Expresión Corporal retomó, reformuló desde una mirada centrada en el contexto de nuestro país y finalmente aplicó en la construcción de sus fundamentos teóricos.
Desde la concepción que desarrolló Stokoe, la Expresión Corporal se define como una modalidad de danza. Sin embargo bajo este nombre se han realizado prácticas muy dispares que han generado confusiones respecto a cual es en realidad el objeto de estudio. Se la ha asociado a otras disciplinas artísticas, como el teatro y a otras áreas alejadas incluso de lo artístico, como la salud, la psicología y la recreación y sobre todo se ha puesto en duda que la Expresión corporal, sea una forma de construir sentido desde el lenguaje de la danza. Por tal motivo en algún momento, Patricia Stokoe decidió redefinir a la disciplina como Expresión Corporal Danza, con el criterio de fortalecer el enfoque.
Desde la presente propuesta compartimos ese posicionamiento y como en los dichos del comienzo de este escrito: se rescata aquello que aún resulta vigente y se revisan y redefinen determinadas concepciones que consideramos superadas. En una forma de síntesis de esta postura, desde hace un tiempo en la provincia de Buenos Aires, se viene sosteniendo la denominación Danza – Expresión Corporal, pero en el presente diseño, a los efectos de concordar con la titulación estipulada a nivel nacional la denominaremos Expresión Corporal
CAMPO DE CONOCIMIENTO DEL PROFESOR DE EXPRESIÓN CORPORAL
A diferencia de otras disciplinas artísticas y de otras modalidades de danza, la Expresión corporal, por su propia esencia, no fue atravesada por las tendencias de educación artística que focalizan la enseñanza del lenguaje en el área instrumental (este enfoque trasladado a la danza se vincularía con una enseñanza que pone el acento centralmente en aspectos técnicos pero en algunos casos, se vio consustanciada con enfoques que priorizaban la “libre expresión” como materialización de la subjetividad.
Las posturas expresivistas en arte, propias de los años sesenta, auge de la Expresión Corporal, parten de la concepción del arte como un hecho subjetivo, que sólo precisa ser exteriorizado con la menor intervención posible. Esta concepción que considera que el objetivo de la práctica artística reside solamente en transmitir y expresar sentimientos y emociones, se pierde de desplegar todo el potencial encriptado en ese hacer en el que pareciera no mediar ni el análisis ni la reflexión.
Tratar a la danza sólo como una forma de expresión, reduce el fenómeno artístico al azar de esa subjetividad individual, desligada tanto del contexto del creador como del contexto del público y de algún modo inhibe también la posibilidad de reflexionar sobre esta disciplina. Desde el enfoque que aquí se propone, cuando miramos danza, el análisis crítico se propone como una mirada más profunda, que complejiza y enriquece esa primera mirada sensorial e intuitiva que todos tenemos frente a un objeto artístico. No es la pretensión de “domesticar” la obra de arte, al decir de Susan Sontag, no es querer comprender el “verdadero significado” de una obra o de “entender que quiso decir el autor”, sino de reflexionar sobre “cómo es lo que es”.
Se trata de analizar cómo le dio forma el coreógrafo a su subjetividad, qué señales del contexto permite ver la obra, qué sentidos se desprenden de esa expresión y cuál es el proceso mediante el cual su danza se conformó de una manera particular; este proceso implica pasar de la recepción pasiva a la comprensión analítica, reconociendo que todo mensaje estético tiene un contexto socio histórico de producción y una cierta intencionalidad.
Por otro lado, cuando se baila o se crea una danza se trata de trabajar de manera consciente con todas las instancias que están presentes en esa producción: pensar adónde apunta el trabajo, qué es lo que se quiere decir, de qué modo, a qué se le da claridad, qué se enmascara y con qué finalidad. La danza, como toda producción artística, permite mirar y hablar de la realidad desde su modo particular, no pronunciando verdades absolutas y cerradas, sino buscando sentidos múltiples. La metáfora más simple crea una superposición de sentidos; en la danza un cuerpo puede ser grito, susurro, secreto, ambigüedad, sensualidad, angustia, o sólo formas abstractas en el espacio; movimientos, gestos y acciones pueden traducir emociones, estados, sensaciones y definir en una imagen una atmósfera, un clima, una situación, un pensamiento, pueden querer decir algo en particular o no y puede tener tantas lecturas como gente mirando haya.
La Expresión corporal es una especialidad dentro del lenguaje de movimiento, que presta particular atención a la creación de los productos personales, uno de los procedimientos por excelencia es la improvisación desde el cuerpo y el movimiento, como camino para la búsqueda de respuestas propias. Quien improvisa en movimiento, está permanentemente seleccionando materiales, eligiendo y analizando al mismo tiempo, componiendo en el momento. En otro estadio de ese recorrido, cuando se pasa de la improvisación a la creación de una danza y a la posibilidad de bailarla, cuando se construye o se interpreta una producción de danza propia o de otro, existe una comprensión en acción, una comprensión que implicó procesos de análisis, de crítica y de ajuste para la concreción y puesta en acción de esa obra.
En concordancia con las demás disciplinas artísticas y al igual que el resto de las carreras de danza de nivel superior en la Provincia de Buenos Aires, este profesorado entiende a la danza como un espacio de conocimiento de saberes específicos y de producción e interpretación de discursos estéticos desde el cuerpo y el movimiento, en el marco de contextos sociales e históricos determinados.
Podemos hablar de la danza como conocimiento, ya que en tanto arte, propone organizaciones discursivas que intentan dar sentido al universo de fenómenos que nos rodean y generar explicaciones del mundo. Y esto lo hace a partir de formar -y operar con- conceptos que le son propios y forman parte de su corpus de conocimiento. El cuerpo, el tiempo, el espacio, la energía, la forma, son conceptos que la danza encarna metafóricamente en organizaciones poéticas.
En la medida en que reconozcamos a la danza como un saber, estaremos hablando de un conocimiento específico, de un lenguaje que puede ser enseñado y aprendido.
PERFIL PROFESIONAL DEL PROFESOR DE EXPRESIÓN CORPORAL
Al plantear el diseño curricular del profesorado en Expresión Corporal para los niveles obligatorios y otras modalidades del sistema educativo y tomando en consideración los aportes recibidos de la consulta a docentes, egresados, equipos de gestión y alumnos de las instituciones de danza de la Provincia de Buenos Aires, se define un perfil docente que articula una sólida formación en la especialidad con un cuerpo pedagógico específico, dotando de este modo a los futuros docentes de herramientas y técnicas analíticas, instrumentales y didácticas que les posibiliten desempeñarse en las múltiples situaciones que proponen las diferentes alternativas del sistema educativo.
La formación de un docente de Expresión corporal debe incluir una praxis de movimiento concreta, ya que únicamente a partir de la producción se pueden comprender tanto la gramática de la danza, como su función poética y metafórica. En la medida en que los alumnos puedan usar este lenguaje en la producción de sentido, podrán enseñar a otros a hacerlo.
Un profesor de danza además de estar capacitado para planificar los saberes a enseñar y para gestionar su aprendizaje, tiene que poseer una actitud participativa dentro del sistema educativo, debe poseer sentido de responsabilidad en el ejercicio de la docencia, que permita jerarquizar el rol que tiene el arte en la educación, tiene que reflexionar tanto en la acción como acerca de la acción y también estar abierto a la investigación.
Como ya se explicitó y desarrolló en el Marco general de todos los Profesorados de Educación Artística, el presente diseño al igual que el resto de los nuevos diseños plantea tres campos de formación: el de la formación general, el de la formación específica y el de la formación en la práctica profesional.
Este Diseño también prevé espacios de definición institucional para que cada Escuela donde se dicte la carrera pueda profundizar aspectos que le interesan, acercar perspectivas novedosas, espacios de reflexión y debate que actualicen y fortalezcan a los futuros docentes de danza.
Dentro de la formación específica las materias y los contenidos se despliegan y entrelazan en función de los siguientes aspectos:
- La formación en el lenguaje de la danza: refiere al conocimiento de los conceptos y el desarrollo de capacidades analíticas vinculadas con la gramática de la danza, con su sentido metafórico y poético, considerando diversas formas de producción en danza, producciones pertenecientes a distintas tradiciones y a ámbitos culturales diversos, y una mirada sostenida a las provenientes de Latinoamérica y Argentina.
- La formación en la producción desde la danza: engloba el abordaje del conocimiento del cuerpo desde las técnicas de conciencia corporal que permiten conjugar la práctica con la mirada teórica, los espacios para cuidar y entrenar el cuerpo, desarrollar capacidades y adquirir habilidades y destrezas, el ámbito de la improvisación y la composición, la ampliación de la experiencia estética abordando manifestaciones corporales propias de la “cultura popular ” y el abordaje del lenguaje musical en su vinculación con el movimiento.
- La formación socio histórica: está articulada con el campo de la formación general, las unidades curriculares vinculadas al análisis contextual de la danza intentan desarrollar una mirada compleja que relacione el estudio de las características de obras de diferentes épocas, con las problemáticas sociales, políticas y culturales de la historia. Se propone que el estudio del lenguaje del movimiento en relación con los contextos socio históricos de procedencia, ponga especial énfasis en la producción contemporánea y latinoamericana. La reflexión contextualizada en torno a la producción coreográfica puede propiciar un espacio de investigación en el campo de la danza. Esta formación deberá buscar lazos con la formación socio-histórica que se desarrolla en el campo de formación general.
- La formación en la especialidad: comprende el abordaje de la danza en vinculación con la fundamentación teórica de la especialidad y considerando las relaciones, similitudes y diferencias que esta disciplina tiene con otras modalidades de danza. En lo que respecta a la enseñanza de la especialidad, se propone abordar los componentes pedagógicos y didácticos de la disciplina, los criterios metodológicos, las técnicas y estrategias de enseñanza orientadas a diferentes ámbitos, edades y contextos sociales. Las consideraciones sobre el sujeto docente y el sujeto de aprendizaje, las problemáticas particulares de la niñez y la adolescencia, las concepciones sobre el cuerpo y los lenguajes corporales en la sociedad y en los consumos culturales, forman también parte de este aspecto de la formación. Se propone formar docentes capaces de fundar su práctica profesional en las consideraciones pedagógicas, culturales y políticas que intervienen en la actividad docente.