AREA DE TEATRO

Jefa de Área Teatro: Santilli, Juan Pablo

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INTRODUCCIÓN A LA DISCIPLINA

El Teatro, como el resto de las disciplinas artísticas, posibilita una forma de conocimiento simbólico a través del cual el sujeto construye, sin duda, no solamente un modo de comprensión del mundo sino su representación. Como toda forma de arte, indudablemente, el teatro se inscribe en un contexto de producción que admite lecturas heterogéneas según momento en que se realice, sin embargo, es necesario el desarrollo de saberes y habilidades que permitan un abordaje teórico y práctico en el que tanto las técnicas y los procedimientos de producción artísticas puedan ser comprendidos desde marcos teóricos apropiados.

El teatro es un arte que pareciera estar en permanente conflicto con su definición específica. Teniendo en cuenta las diversas formas del teatro contemporáneo, resulta innegable que la formación del actor y, por supuesto, del profesor de teatro, deberá estar orientada al conocimiento de diversas disciplinas. La representación teatral tuvo hasta los años ’80, al menos, características más o menos estables en cuanto a la forma, la estética dominante era el realismo y los estilos de actuación no iban mucho más allá del propuesto por el método de Stanislavsky (salvo excepciones). Evidentemente, esa formación actoral estaba justificada en un contexto en el que el teatro se entendía como imitación de la realidad. Entonces los actores, por lo general se preparaban para la representación de un realismo costumbrista que hasta hoy perdura pero no ya como sistema dominante sino como una forma más. A partir de los años ’80, muchos teatristas sintieron la necesidad de encontrar diferentes formas de representación en el teatro y encontraron referentes de sumo interés en figuras como Tadeusz Kantor, Philippe Genty, Bob Wilson, Pina Bausch, Eugenio Barba, entre otros. La influencia de estos artistas fue notable y la escena comenzó a cambiar algunas características, no sin resistencia de algunos sectores. Por otro lado, artistas de distintas disciplinas comenzaron a agruparse para producir espectáculos de diversa naturaleza en lugares no convencionales; la representación fue dejando de producirse en espacios “a la italiana” que son los espacios más visitados por el costumbrismo, forma del teatro que intenta mostrar un “reflejo de la realidad” como si el espectador fuese alguien que observa de modo pasivo a través de una pared invisible. En los años ’90 se produjo otro giro importante con respecto a los contenidos ya que la intención de “decir algo importante” o políticamente comprometido había pasado a un segundo plano, contar una historia dejó de ser la meta del teatro que comenzaba a hacerse y el acento estuvo puesto a partir de ese momento en los relatos de actuación, en las imágenes, los procedimientos más que en el contenido. Sin duda todos estos cambios produjeron una reconfiguración del campo teatral y también de las formas de actuación dominantes. La formación stanislavskiana ya no era suficiente para estos actores que empezaban a producir teatralidad ya no desde un texto previo donde el dramaturgo-escritor es el vértice predominante en la triangulación actor-dramaturgo-director, sino una teatralidad que se afirma en otros lenguajes, sobre todo en el cuerpo del actor o en las decisiones del director. A partir de ahí se comienza a distinguir el teatro según se construya desde la “dramaturgia de actor”, “dramaturgia de director” o “dramaturgia de escritor”. En efecto, este panorama en el teatro local promueve la revisión de algunos contenidos en los diseños curriculares de las carreras de teatro, tanto para el profesorado como para la tecnicatura que, lógicamente estaban pensados por un lado desde un modelo textocéntrico en cuanto a las historias del teatro que hacían hincapié en la literatura dramática y desde el realismo-naturalismo en cuanto a la formación práctica. Sin duda, estas circunstancias hicieron notar la necesidad de proponer la enseñanza de contenidos que acerquen a los alumnos a formas diversas de representación, a la inclusión de contenidos de otras disciplinas artísticas entendidas desde el cruce, la hibridación y no en función del aprendizaje de una disciplina aislada como si fuese una “habilidad” adicional, como por ejemplo, pensar la danza como posibilidad de producción de teatralidad a través de ella y no como aparición acotada e insertada en un espectáculo.

Ser docente de teatro impone una mirada y escucha atentas en la red de variadas necesidades expresivas sociales y culturales del momento.

La responsabilidad se ejerce no sólo desde el conocimiento técnico o estético, sino que también es necesario contar con el aporte de conceptos acerca de la educación, el aprendizaje y las instituciones.

Quien va a educar a niños y adolescentes en la escuela conoce que su tarea no es la de formar artistas. Sin embargo, esta afirmación no implica descuidar la formación específica del futuro docente, que debe tener la misma rigurosidad conceptual y procedimental que la de un actor, sin olvidar la necesidad de estimular en los niños y jóvenes el placer por la práctica artística.

Esta formación le posibilitará disponer de los conocimientos necesarios en el manejo de los recursos técnicos e interpretativos propios del Teatro, utilizándolos creativamente con eficacia en el ejercicio de la docencia artístico-teatral para alfabetizar estéticamente a sus estudiantes.

Esto implica conocer las categorías estéticas en sus contextos socio-históricos, para posibilitar producciones teatrales y análisis de producciones propias y ajenas, ejerciendo una reflexión crítico-valorativa.

El futuro docente debe contar, además, con herramientas conceptuales para identificar las principales problemáticas y desafíos de la enseñanza del Teatro, en los distintos niveles y modalidades del sistema, adecuándose al contexto regional, pero con apertura universal.

La formación del Profesor de Teatro debe estar orientada a garantizar el dominio de capacidades amplias y complejas, que le permitan promover en sus estudiantes procesos comprometidos con el desarrollo del pensamiento, que lo habiliten como protagonista y crítico sensible e inteligente de producciones artísticas,para estar en condiciones de diseñar y llevar a cabo trayectos de enseñanza-aprendizaje significativos y respetuosos de los destinatarios

CAMPO DE CONOCIMIENTO DEL PROFESOR DE TEATRO

Resulta fundamental señalar la importancia que puede tener para un profesor de teatro, producir un giro en la concepción de su objeto de enseñanza que, durante mucho tiempo fue entendido como una disciplina instrumental, funcional a las necesidades sociales emergentes o a supuestos tácitos en las escuelas en las que se entendía que las horas de teatro resultaban un recorte en el aprendizaje o un mero espacio de esparcimiento “creativo”. Este giro supone considerar la disciplina como un campo de producción de conocimiento, de circulación de saberes a partir de la apropiación de recursos expresivos, conocimientos ligados a las características y componentes del lenguaje teatral, articulaciones, producciones de sentido, significaciones contextualizadas e inserción en tradiciones teatrales. De tal modo, el profesor de teatro podrá abordar la disciplina utilizando los conocimientos adquiridos en su propia formación, recuperando, o más bien, adecuándolos a las necesidades del contexto y saberes previos de los alumnos y alumnas. Sin duda, las materias de la Formación en la Práctica Profesional, brindarán los recursos pertinentes para resolver los modos en que serán abordados los conocimientos adquiridos tanto en la Formación Específica como en la Formación General. En este sentido, parece pertinente recordar las diversidades contextuales, sociales y económicas que presenta la realidad educativa posibilitarán al Profesor de Teatro utilizar selectivamente del modo que crea adecuado aquellos conocimientos que resulten óptimos para la práctica y la especulación acerca del teatro.

PERFIL PROFESIONAL DEL PROFESOR DE TEATRO

El docente de arte es un profesional cuya especificidad se centra en la enseñanza de los lenguajes artísticos. La formación de docentes en teatro supondrá posicionarse frente al teatro en particular y la cultura en general, su producción, transmisión y transformación en diversos contextos, considerando simultáneamente los saberes disciplinares propios de su campo, vinculados a la producción, en estrecha relación con el análisis y la crítica conceptual, como aquellos propios de los ámbitos pedagógicos e institucionales. El docente de teatro podrá llevar adelante su intervención pedagógica en el aula promoviendo aprendizajes relevantes en cada alumna y alumno, a la par que deberá ser capaz, a partir de sus conocimientos y su capacidad de gestión, de desarrollar acciones que contribuyan al mejoramiento de la enseñanza del campo de la práctica teatral con una actitud participativa dentro de la institución escolar, interactuado en espacios vinculados con la cultura local y sustentando su accionar a partir de una práctica activa en la producción e investigación de su disciplina.

La práctica profesional docente es una actividad compleja, históricamente configurada y que, por tanto, implica necesariamente el desarrollo de capacidades para seleccionar críticamente de los distintos campos conceptuales, los saberes para interpretar y abordar los problemas de la realidad educativa, producir conocimientos y reflexionar sobre las propias formas de actuación profesional. Es decir, resultará altamente relevante tanto su reflexión pedagógica como su interés por la actualización de los conocimientos propios de la disciplina en que se formó.

LOS CAMPOS DE LA FORMACIÓN EN EL DISEÑO

En todos los Profesorados de Educación Artística los nuevos diseños plantean tres campos de formación: el de la formación general, el de la formación específica y el de la formación en la práctica profesional. El peso relativo que el presente diseño curricular  otorga a cada uno de los tres campos de conocimiento reivindica los saberes específicos y, en concordancia con los Lineamientos Curriculares Nacionales, otorga a la Formación específica el 60 % de la carga horaria total, el 25 % a la Formación General y el 15 % a Formación en la Práctica Profesional, definiendo de esta manera una fuerte formación en lo disciplinar que junto con el dominio de la Práctica Profesional y los aportes de la Formación General permitirá al futuro docente un buen desempeño en los Niveles Educativos de enseñanza obligatoria y en otras modalidades del sistema educativo formal y no formal.

Las materias de formación general le brindarán al alumno herramientas conceptuales y metodológicas necesarias para la tarea docente y para la comprensión del contexto contemporáneo en todas sus dimensiones (política, cultural, económica), junto con los aportes/ que han realizado las ciencias sociales al arte como campo de conocimiento.

El campo de la formación específica propone una serie de unidades curriculares  que reúnen saberes propios de:

  • La formación en el lenguaje: refiere al conocimiento de los conceptos y el desarrollo de capacidades analíticas vinculadas con la especificidad de lo teatral, la construcción de sentido y los procedimientos de producción vinculados con la tradición histórica y su realización en la contemporaneidad en Argentina y otros países
  • La formación en la producción: supone el desarrollo de conocimientos acerca de las condiciones en la que se realiza la práctica teatral, considerando tanto las destrezas del cuerpo del actor como instrumento básico en la producción de teatralidad como las diferentes propuestas estéticas que se vinculan no solamente con diferentes tendencias o decisiones individuales o de grupo sino también con determinaciones contextuales, históricas y económicas.
  • La formación socio histórica: está articulada con el campo de la formación general, las unidades curriculares vinculadas al análisis contextual del teatro proponen una mirada amplia que relacione el estudio de las características de textos de diferentes épocas, con las problemáticas sociales, políticas y culturales de la historia. Es fundamental en este aspecto, considerar el estudio del lenguaje teatral en su relación con los contextos contemporáneos latinoamericanos
  • La formación vinculada con la educación en teatro: comprende la fundamentación teórica en torno a la enseñanza del teatro, los componentes pedagógicos y didácticos de la especialidad, los criterios metodológicos, las técnicas y estrategias de enseñanza orientadas a diferentes ámbitos, edades y contextos sociales. Las consideraciones sobre el sujeto docente y el sujeto de aprendizaje, las problemáticas particulares de la niñez y la adolescencia, las concepciones sobre el trabajo actoral individual y la producción de textos espectaculares, su inserción en un contexto social determinado y su ubicación en el campo cultural en general y en el campo teatral en particular, son aspectos que revisten una gran importancia en la formación de docentes.

Finalmente, este Diseño también prevé espacios de definición institucional para que cada Escuela de Arte o Conservatorio donde se dicte la carrera pueda profundizar en aspectos de mayor interés según su proyecto Institucional, propiciando el acercamiento de perspectivas novedosas y a las variaciones que se producen en el campo teatral, espacios de reflexión y debate que actualicen y fortalezcan a los futuros docentes de teatro